31 marzo 2011

Esperando el micro…

Eran las 2:00 de la tarde, el termómetro marcaba 35º, y estábamos mi hermano y yo esperando el micro que nos trajera de regreso a casa. Al poco rato se acercaba ya, le hicimos la señal de parada, pero como ya iba demasiado lleno, no quiso detenerse, así que tuvimos que esperar un rato más hasta que pasó otro que por suerte aún traía espacio.

Ambos ocupamos lugares diferentes, yo me senté tres lugares atrás del conductor y mi hermano del lado derecho unos lugares más atrás. Yo venía viendo por la ventana lo poco que se podía apreciar del paisaje, que en realidad no era muy agradable a la vista.

Fijemos nuestra atención en lo que a continuación relataré, tal vez a varias personas no les parezca raro escuchar este caso que me tocó ver, para algunos es tan constante estar frente a este tipo de problemas que se han convertido en algo común, aclaro que lo que narraré va de acuerdo a lo que yo percibí al estar en el lugar de los hechos…

Yo venía en el micro, un asiento delante del mío, lo ocupaba una mujer de unos 28 o 30 años, y delante de ella estaba sentado un hombre de 35 o 40, ambos empezaron a dialogar y a hacerse bromas, yo imaginé que eran esposos; entre el relajo y las risas, la señora dijo algo que al señor no le agradó, pues se alteró demasiado, se levantó de su lugar y ordenó al chofer del micro que se detuviera.

El chofer frenó el vehículo y el señor se paró frente a la mujer, y enfurecido le dijo: “bájate hija de la chin…, todavía que te dejan venir con tu mono te pones pen…”. Obligándola a bajar del micro y agrediéndola física y verbalmente, la señora trató de defenderse, pero no logró nada, solo complicó más las cosas, pues el hombre la bajó a patadas. Una vez que bajó a la mujer, volvió a subir al micro como si nada pasara y ordenó al chofer que siguiera su ruta.

Esto me hizo pensar en todos aquellos matrimonios en los cuales las mujeres sufren algún tipo de violencia, además me causó mucho coraje ver cómo una mujer indefensa era golpeada y me sentí impotente ante ello.

¿Acaso se puede hacer esto con una mujer, el ser más hermoso de la tierra que fue entregada al hombre como compañera? ¿Qué acaso no fue dada a la protección del varón?
Cuando voy por la calle y veo varias parejas de jóvenes besándose, abrazándose o caminado por el parque tomados de la mano, esas escenas son muy agradables a la vista; pero cuando llegan al matrimonio muchas de esas parejas pareciera que se olvidan de todo ese amor, se les acaba; entonces presenciamos sucesos como este que les comparto.

A mí no me gustó ver esto. A ti, ¿Te gustaría?

Por: Esteban Rivera.

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