23 marzo 2011

MISIONERO DE CRISTO

Por: Juan Pablo Ramírez Salinas

Francisco es un joven seminarista a quien le gusta la idea de evangelizar a todo el mundo, le surgió la inquietud de ir de misiones después de haber escuchado una cita del Evangelio de Marcos: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda la creación” (Mc 16, 15). Esa frase lo motivó y era la que le ayudaba en sus momentos difíciles, y lo impulsaba a dar lo mejor de sí en cada instante de su formación.

Francisco se distinguía de los demás jóvenes por ser generoso, amable, alegre y sobre todo por el contacto profundo con Dios. Era un joven lleno de esperanza, para él el mayor deseo era anunciar lo que había oído, leído y experimentado de los Evangelios que dan testimonio de la misión de Cristo y de los apóstoles. Él también quería formar parte de esa misión, quería arraigarla en su corazón.

Un día, le dijo a su formador: “padre, me gustaría ir de misión para llevar la Palabra de Dios, para que conozcan el mensaje de Salvación, lo que es malo, lo que es bueno, y sobre todo, el amor que nos tiene Dios, y decirles a todos que por medio del Bautismo somos injertados en Cristo, para vivir de él y con él”.
El padre se llenó de alegría al escuchar lo que le había dicho Francisco. Observó la gran fe del joven; así que la respuesta del padre fue un SÍ, le dijo que le indicaría la fecha para que pudiera realizar su misión.

Francisco se fue muy contento al escuchar la respuesta del padre. El tiempo para Francisco era muy corto ya que se preparaba espiritualmente, teniendo fe en que su trabajo saldría bien, y que la gente lo escucharía, él quería ver a la gente contenta.

Pasaron algunos meses, y el padre mandó llamar a Francisco cuando se encontraba desayunando. Al momento de enterarse salió corriendo a la oficina del padre; llegó sin aliento por la carrera, ¿por qué vienes tan agitado? Pregunto el Padre. “estoy emocionado por escuchar lo que tiene para mí”. Primero toma asiento, respira y relájate. Durante un buen rato hablaron acerca del tema. Después de pasadas tres horas Francisco salió de la oficina muy satisfecho porque iría de misión; preparó sus cosas y emprendió su viaje.

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