10 marzo 2011

Una rica comida


Era una mañana linda, los rayos del sol entraban por la ventana al cuarto de Juan; él era un muchacho muy apático para realizar sus actividades responsablemente, y como era de esperarse, su madre tenía que librar toda una batalla para que Juan pudiera despertarse y salir de la cama.

Se puso el pantalón, la camisa, los calcetines y los zapatos; por fin estaba listo para irse al colegio. Bajó al comedor, se tomó el vaso de jugo y el sándwich que su mamá le había preparado, y así empezó otro día de clases…

Juan era muy querido por su mamá quien siempre trataba de consentirlo con varios detalles, esta vez se quedó pensando y se le ocurrió prepararle para la hora de la comida uno de sus platillos favoritos.

Como no tenía todo lo que necesitaba para la preparación del platillo, decidió ir al mercado y comprar todo lo que iba a ocupar. Ya de regreso a su hogar pensaba en lo feliz que se pondría su hijo al degustar una de sus comidas preferidas, por lo que se apresuró para que cuando llegara su adorado hijo estuviese todo listo; lo hacía con gran alegría, pues se trataba de una comida especial.

Después de unas horas estaba ya puesta la mesa y los platillos en la cocina, sólo faltaba la presencia de Juan que era el ingrediente más importante.

Llegó Juan, aventó la mochila al sofá y corrió al comedor. Una vez en la mesa, su mamá alegremente esperaba que su hijo dándose cuenta que se trataba de una comida especial, agradecería a su mamá por haberse preocupado en consentirlo de esa manera; pero tal cosa no sucedió. Juan comió tan rápido, ansioso por jugar con su X-box, y más tarde ir a las canchas a jugar fútbol, que no se dio cuenta qué era lo que estaba comiendo.

Esto entristeció mucho a su mamá, pero no dijo nada y se puso a hacer todos los que había dejado pendiente, pues dedicó gran parte del día en la preparación de esa comida…


Para reflexionar…
Muchas veces vivimos sumergidos en el vértigo del activismo que no nos damos cuenta de la presencia cercana de algunas personas que se preocupan mucho por cada uno de nosotros y que hacen infinidad de cosas para vernos felices. Un claro ejemplo de ello son nuestros papás que se esfuerzan a diario por darnos lo mejor, y desgraciadamente nosotros como hijos, en muchas ocasiones no correspondemos de la manera más adecuada.

No podemos percibir estos acontecimientos si no nos detenemos un poco a observar el modo en que estamos viviendo. Ahora que tienes la oportunidad en tus manos, ¡no la desaproveches!


Por: Esteban Rivera

3 comentarios:

  1. Simple, pero contundente. Te felicito. Leámoslo en clase y lo mejoramos.

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  2. El autor hace una invitación muy clara, me parece muy buena la forma en que lo expresa pues además carece de frases rebuscadas. Felicidades.

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  3. Me gustó mucho =) muy buen trabajo!!!

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