En los últimos años entre los jóvenes mexicanos se ha desatado una ola de palabrejas de las cuales no conocemos el significado concreto, tal es el caso de “naco”. Este término ha sido relacionado con el sufijo presente en el nombre que identifica al grupo indígena totonaco, este término nació desde la colonia, con un sentido peyorativo y racista, como si los nacos fueran personas del más bajo nivel social, ignorantes, sucios... Esta palabra se usa precisamente para definir a personas con poca educación, malos gustos o poco refinamiento; y sí, también para seguirse refiriendo a gente de origen indígena.
Debo admitir que al menos en alguna ocasión, la mayoría de los jóvenes (incluso personas mayores) hemos usado esta expresión que forma parte de nuestra era, lo peor es cuando llevamos este término al extremo para conceptualizar a una persona, para etiquetarla, para encajonarla a un estereotipo; entonces ya no solo es una forma de llamar a alguien, sino un tipo de agresión a la dignidad de la persona.
En cierta ocasión fui a cenar a un restaurante muy elegante en la ciudad de Guadalajara junto con mis papás que celebraban sus Bodas de Plata matrimoniales, ciertamente, y por el hecho de ser fin de año todo estaba arreglado muy decorosamente. Recién íbamos llegando al lugar cuando una familia integrada por papá, mamá y tres hijos se disponían para sentarse a la mesa. Tal parecía que no estaban enterados que para poder cenar allí deberían haber hecho con anticipación una reservación.
Estas personas iban vestidas de una manera no muy adecuada para la ocasión, era notorio que tenían el dinero suficiente como para pagar los servicios del restaurante; sin embargo, de inmediato el personal se dio a la tarea de pedirles que se retiraran, que no podían permanecer en el lugar. Ante la sorpresa y la incomprensión de por qué los querían retirar, comenzó el escándalo y terminaron amenazándolos con pedir la intervención de la policía si no se retiraban. La respuesta del por qué fue clara y tajante, “No pueden permanecer aquí, este lugar no es para gente naca como ustedes” –dijo uno de los trabajadores.
¿Será que como personas unas valemos más que otras? Sinceramente no lo creo, más bien pienso que, aunque evidentemente somos diferentes, compartimos la misma humanidad, todos sentimos, deseamos, tenemos anhelos, proyectos, ganas de disfrutar…
No se vale que tratemos despectivamente a otros por el hecho que somos diferentes, considero que es una terrible falta de educación, y en vez de hablar de la superioridad de una persona, habla de lo más bajo y corriente que el ser humano se llega a comportar, ya no como animal racional, sino solo como animal.
Por: Ángel Arias.
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