11 abril 2011

No sé… si has sido feliz

No sé si has sentido tristeza al ver una gran cantidad de personas suplicando que se les regale una moneda, vagabundeando entre el bullicio de los vagones del metro, o en las esquinas de las calles.

No sé si te ha dado coraje, cuando a la par de dichas escenas, ahora ves alguna persona que se burle abiertamente de la condición en que estos indigentes sobreviven, y los desprecian incluso manifestándoselo verbalmente.

No sé si la furia ha llegado a ti, cuando te das cuenta que muchas personas desperdician brutal e inconscientemente la comida, mientras que tantos se quedan con el estómago vacío por días enteros.

No sé si la incomprensión te inunde, cuando te enteras que jóvenes con muy buenas posibilidades de tener un futuro prometedor se suicidan, aún contando con un gran potencial familiar, intelectual, económico, social y afectivo que los ampara. Mientras, cuánta gente postrada en una cama quisiera tener la salud y la vitalidad de la juventud, la posibilidad de tener un día más de vida.

No sé si en medio de este mundo tan ajetreado, te hayas percatado de los muchos rostros tristes que a nuestro lado viajan por el camino de la vida; ¡Mira! ¡Abre bien los ojos! Date cuenta y seguramente alrededor encontrarás alguien que, aunque aparentemente ría a carcajadas, tenga el corazón vacío e infeliz, lleno de deseos banales.

No sé si lo has visto ya… Lo que sí sé, es que no nos han educado, y más concretamente, no se nos ha formado para disfrutar de la vida a cada instante, con todo lo que ello implica, con todo lo que encierra: salud y enfermedad, prosperidad y fracasos, caídas y levantadas, risas y lágrimas, soledad y compañía, raspones y caricias…

¡No se nos ha educado para la felicidad! Desafortunadamente, tenemos la falsa idea que la felicidad consiste en grandes logros, ambiciosos deseos cumplidos, dinero, fama, relaciones sociales con gente importante; de ahí frasecitas como seré muy feliz si…, cuando tenga…, si yo llegara algún día a tener…, si se me concediera…, Y no es así, la felicidad es algo más.

Y no es que busque promover un conformismo, todo lo contrario: ser feliz ahora, con lo que se tiene, y por qué no, también con lo que carecemos, esforzándonos por lograr siempre el progreso.

Aprendamos juntos a ser felices hoy, no vaya a ser que se nos desmorone la vida y nunca la hayamos disfrutado al máximo. Considero que la felicidad no es la meta, sino el proceso por el cual se logra llegar a la plenitud de la existencia.
  

Por: Ángel Arias.

1 comentario:

  1. Excelentemente escrito, y la reflexión es muy atinada. Felicidades otra vez.

    ResponderEliminar